La Bolita

Por exigencias del protocolo, un rey que tiranizaba sin piedad al pueblo, tenía que salir de su fortaleza en una carroza de oro, recorrer la Avenida Central hasta el parque en donde lo esperaba su ejército, y rendir honores a la bandera.
Tanto era el descontento que su régimen rapaz había sembrado, que el tirano temía por su vida. Sus secuaces tomaron todas las precauciones imaginables: el mandatario fue cubierto con una malla de acero; la carroza, rodeada por lanceros montados a caballo; el camino, bordeado por espadachines para impedir que el pueblo se acercara al carruaje dorado. En los techos y ventanas se distribuyeron miles de arqueros prestos a lanzar sus flechas al menor gesto sospechoso. Cerraron las vías de acceso y sólo dejaron entrar ciudadanos que habían sido celosamente registrados. Para rematar estas cautelas, colocaron escudos en la carroza y un techo de acero... ¡Comenzó el desfile!
La multitud, aterrada, no osaba mover un dedo.
Un anciano que estornudó fue atravesado por cien flechas... El hijo de un guardián, sentado junto a su padre, jugaba a las canicas mientras éste vigilaba a los espectadores. El niño, al ver ese imponente y amenazador carruaje, se asustó tanto que dejó caer una de sus bolitas. Ésta rodó por entre los cascos de los caballos y fue a dar justo debajo de una rueda que, al pasar sobre ella, rebotó y salió de su eje provocando que el carro se volcara y que el tirano pereciera aplastado bajo el peso de sus blindajes.

HOMENAJE A ALEJANDRO JODOROWSKY

Retrospectiva
Premio la Màquina del Temps

Cómo llevar a gusto una espina en el costado.

Hablar sobre Alejandro Jodorowsky es hablar de un fragmento temperamental y simbólico de la historia del cine contemporáneo. No podemos acercarnos a Jodorowsky –la persona- ni a Jodorowsky –el cineasta-, dejando de lado el resto de su trayectoria artística y, como no, su continua contribución contracultural en medio de un panorama social atascado por falsos estilemas perceptivos, donde el hombre contemporáneo auto-mutila uno de sus dones más valiosos: la capacidad de comunicación.
Romper con todo lo establecido y abolir cualquier pensamiento racional, es una parte importante del denominado movimiento pánico que él mismo fundó en 1962 junto a Fernando Arrabal, y que ambos pusieron a prueba a través de los “Actos Pánicos”, que era como ellos mismos denominaban a las acciones destinadas a la liberalización de la mente y el espíritu.
Nacido en Chile, Jodorowsky pasó gran parte de su vida en México donde convivió en aldeas donde se practicaba la santería y el curanderismo. De allí extrajo gran parte de la filosofía y conocimientos que explica en su obra titulada Psicomagia, terapia que combina psicología y misticismo para tratar problemas concretos de la psique de cada individuo. Fascinado por el Tarot, Jodorowsky alardea de llevar siempre encima una baraja de estas cartas que interpreta sin ningún tipo de pudor ante todo aquél que se lo pida. Sus famosas veladas semanales en el popularizado “Cabaret Místico” de París, se deducen en parte como reuniones portadoras de la simiente pánica, asambleas a través de las cuales Alejandro Jodorowsky da impagables consejos de psicomagia y algunas valiosísimas interpretaciones de los arcanos ante una audiencia incondicional.
Pero sin lugar a dudas, es el cineasta, el impulsor de las midnight movies, el guionista de los cómic-book del alucinante (y alucinógeno) trazo de Moebius, el filósofo y libre pensador Alejandro Jodorowsky el que más nos interesa, el que más nos deja con la boca abierta y las pupilas encendidas, el que más hace mella en nuestra incurable cinefilia. Sitges 2006 homenajea la figura del director de cine Alejandro Jodorowsky con una retrospectiva que no sólo repasa su filmografía (El Topo, Santa Sangre, Fando y Lis y La Montaña Sagrada), sino que también presenta en première española la proyección del cortometraje La Cravate, su primer trabajo como director de cine, perdido durante décadas y que se creía extraviado para siempre, para ser reencontrado durante este año en una buhardilla olvidada de un ático en Alemania.
Su peculiar extroversión y su punzante carácter analítico hacen de Jodorowsky una personalidad única que forma parte, ahora todavía más si cabe, del universo fantástico del Festival Internacional de Cine de Catalunya. Bienvenido a Sitges, maestro.

Pagina Oficial del Festival Internacinal de Cinema de Catalunya