La teoría Cuática

Detrás de los rostros sombríos y silenciosos del arte nacional se esconde una intensa trayectoria creativa y lúdica, de exorbitante colorido imaginario. La del surrealismo chileno. De Mandrágora a Derrame, la experiencia pareciera no limitarse con el tiempo ni el espacio.

El movimiento Derrame es un "círculo perfecto", que se completa con Rodrigo Verdugo, Bessie Porta, Daniel Madrid, Aldo Alcota, Roberto Yáñez y Rodrigo Hernández. Se dicen poseedores de un imaginario ligado a lo absurdo, lo surreal, lo grotesco, lo onírico, lo lúdico, lo sórdido, la locura, lo paranormal, lo mágico, lo chamánico, lo precolombino, lo híbrido y lo erótico.

Todo lo que sale afuera a través de estas experiencias se integra en una especie de laboratorio creativo, en donde –escribieron– cada uno aporta "a la construcción de las puertas poéticas que permitan al hombre poder abrirlas y encontrarse con el asombro y la libertad espiritual".

Su creación se proyecta en poesía, teatro, dibujo, performance, exposiciones, homenajes y a través de la revista "Derrame". Además editan sus libros y otros títulos con Ediciones Derrame, cuya próxima publicación será el nuevo libro de Armando Uribe, "Ídem", que se lanza en julio.

El poeta Armando Uribe es amigo del grupo y, a través de un video casero, presentó, desde su casa, la última revista "Derrame", en enero de este año. "Armando, quien nos quiere mucho, nos quiso apoyar y nos dio su libro inédito para que lo editemos", cuenta Daniel. La portada se hizo con una imagen que escogió la mujer de Uribe, Cecilia Echeverría, entre varios collages pegados en una pared de la casa, antes de su muerte.

LAS SOLUCIONES DEL IMAGINARIO

Alrededor de una mesa, los miembros del movimiento Derrame hilan una historia en forma colectiva y siguen la conversación alternándose sin pausa. "La imaginación es primordial", dicen. "El surrealismo es cuando la esfinge dijo: ‘Adivina o te devoro’", cuenta Yáñez.

–¿Ustedes son hijos del primer surrealismo?

–Nosotros somos unos hijos de puta. Pero creemos en un surrealismo no ortodoxo, abierto.

–Para el grupo, el surrealismo es una forma de vida, ¿pero cómo se vive el surrealismo?

–Con las soluciones del imaginario –dice Yáñez–. Yo invoco seres que no están en este plano y que me ayudan a existir de manera poética. En ese sentido se sobrevive, porque metafísicamente te vas abriendo caminos. Nosotros somos brujos, chamanes y médiums, nos metemos con energías peligrosas y nos conectamos metafísicamente –agrega–. Lo que hace Aldo no es ajeno a lo que hago yo, y lo que hace Rodrigo no es ajeno a lo que hace Daniel; se produce una fecundación, como las abejas entre sí.

Según Daniel Madrid, en "Derrame" hay un respiradero para hacer lo que uno quiera, donde todo lo que uno hace es libertad, arte sublime. Se reúnen periódicamente y si alguien tiene un proyecto, todos se integran en su desarrollo. Trabajan la escritura automática y el cadáver exquisito, que "relacionan el material espiritual disponible para la obra de arte, en la actividad del surrealista", cuenta Yáñez. Puesto que "la obra interpreta el inconsciente colectivo y es el médium que hace visible ese inconsciente".

DESDE EL FANZINE

Derrame se está preparando para la publicación de su octava revista, que celebra los diez años desde que un par de universitarios repartieran el primer fanzine, de tres hojas oficio escritas y dibujadas por ambos lados, con inspiraciones de Henry Miller, Pablo de Rokha y el Quetzalcoatl. "Acá, allá, abajo, está el derrame de tiempo encauzado en la pérdida de la identidad", se lee.

Eran Aldo Alcota y Rodrigo Hernández que estudiaban periodismo en la Universidad Andrés Bello, y que gestionaron algunas de las revistas a través de un concurso de la universidad, lo que permitió imprimirlas con una mejor calidad. Al segundo número se integró Roberto Yáñez, entre otros colaboradores.

La trayectoria de la revista tiene como constante los homenajes a hombres-pensantes similares; fragmentos de textos de autores conocidos, como Breton, y pensamientos de los realizadores o de otras personas poco conocidas.

Los textos se acompañan con dibujos, imágenes imposibles de existir fuera de la imaginación y el papel. La mayoría de éstos son de Aldo Alcota, quien ha expuesto junto a Samy Benmayor y corrientemente viaja con sus obras por el mundo. "Mi obra es erótica, grotesca, pornográfica incluso. De hecho, me censuraron una exposición", comenta Alcota.

La composición de las páginas denota la intención de utilizarlas como transporte de la experiencia interna, síquica, sin distractores como la publicidad. La revista cinco tiene 100 apretadas páginas y la siete fue apoyada por el Fondo del Libro, lo que permitió imprimir dos mil ejemplares y regalarla en los eventos que se hicieron para ello y como plataforma de difusión de otras artes.

EL SURREALISMO NO TIENE NACIÓN


"En este tiempo hacer poesía es ser subversivo, partiendo de la base de que la poesía tiene una prohibición sistémica y sicológica por parte de los guardianes del orden", piensa Roberto. "Los surrealistas tuvieron la corazonada de abrir el arte en la realidad de la poesía, no en el embellecimiento de algo, sino como una forma de decir lo prohibido, de hablarlo, de fecundarlo", agrega. "Y en eso –en Chile– está la Mandrágora y estamos nosotros".

La Mandrágora fue un movimiento surrealista chileno de los ’60, que tenía un discurso vanguardista de resistencia espiritual y liberación de la realidad. Participaban Enrique Lihn, Enrique Gómez Correa y Braulio Arenas, entre otros. Se inclinaban por la creación inconsciente y el automatismo de Freud, entre otros tópicos.

Otros referentes chilenos de Derrame son poetas y escritores como Dámaso Ogaz, Gustavo Osorio, Carlos de Rokha, Stella Díaz Varín, Vicente Huidobro y Juan Emar. También "la familia De Rokha es amiga nuestra", cuenta Madrid. "Hay grandes surrealistas entre ellos".

De los inspiradores de Derrame hay personas o colectivos que discuten entre sí, como Pánico y Breton. Pánico surgió en Francia en respuesta al grupo surrealista de París, que encabezaba Breton. Participaban Fernando Arrabal, Alejandro Jodorowsky y Roland Topor. Algunos de los Derrame se conocieron a través de Arrabal, "el maestro de Jodorowsky", dice Daniel Madrid.

El grupo Phases también está conectado a los chilenos. En agosto de 2006 expusieron juntos artistas de ambos colectivos en Santiago, homenajeando a Édouard Jaguer, fundador del movimiento en 1954 y propulsor de los colectivos que, partiendo del surrealismo, quisieron extender libremente la experimentación de las actividades plásticas y poéticas.

"Todos estamos entrelazados", cuenta Madrid. "Ludwig Zeller escribió en la última revista ‘Derrame’ sobre Enrique Lechuga, artista y creador de la página Sonámbula (www.sonambula.com) y que a la vez nos rescata a nosotros en contexto del surrealismo latinoamericano. Si alguien escribe algo en algún lugar, se replica en otra parte del mundo. El eje que nos conecta es el surrealismo".

"El surrealismo pareciera necesitar ayudas que vienen del fondo de la roca", escribió Yáñez en su nuevo manifiesto del surrealismo. Tal vez por eso Derrame creó una editorial en la cual publicaron recientemente "La perseverancia del sueño", de Rodrigo Hernández. Lo que viene es "El objeto del vértigo", de Roberto Yáñez, y el libro inédito de Armando Uribe, "Ídem".

La Nación Domingo
Por Paula Noé S.

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